El señor Wonka, dueño de la magnífica fábrica de chocolate, ha escondido cinco billetes de oro en sus chocolatinas. Quienes los encuentren serán los elegidos para visitar la factoría. Charlie tiene la fortuna de encontrar uno de esos billetes y, a partir de ese momento, su vida cambiará totalmente.
Ver ficha del libro en tapa dura
Charlie y la fábrica de chocolate fue la primera obra publicada de Roald Dahl, en 1964. En ella, nos cuenta la historia de un niño muy pobre, pero generoso y bien educado, que llegará a ser dueño de una fábrica de chocolate, mientras que otros niños que pueden optar a ella se eliminan a sí mismos por su falta de sensibilidad y educación.
Charlie Bucket es un niño que vive con sus padres y sus dos parejas de abuelos en una casita de madera en las afueras de una gran ciudad.
La suya era una familia muy humilde, sólo trabajaba el padre y no ganaba lo suficiente para mantener a todos. Sus comidas siempre resultaban escasas y poco variadas: pan y margarina, patatas y repollo. Charlie deseaba comer chocolate, pero sólo podía hacerlo una vez al año, el día de su cumpleaños. Todos los miembros de su familia ahorraban y le compraban una chocolatina, que él saboreaba poco a poco haciendo que le durara más de un mes. Su mayor tortura era pasar cada día delante de la fábrica de chocolate que había frente a su casa.
Un día, el dueño de la fábrica, Willy Wonka, anuncia en el periódico que ha escondido cinco Billetes Dorados en sus chocolatinas y que los niños afortunados que las encuentren podrán visitar su fabrica y obtener un fabuloso regalo. Charlie, gracias a que se encuentra una moneda, puede comprar dos chocolatinas y en la segunda encuentra uno de los billetes dorados. Junto con su abuelo Joe y con los otros cuatro niños y sus padres, acude a visitar la fábrica de chocolate. A lo largo del intenso día en la fábrica, sólo Charlie se comporta bien, obedece las indicaciones del dueño y, como recompensa a su humildad y sensibilidad, recibe el gran regalo: es nombrado dueño y director de la fábrica.
La situación familiar de Charlie nos hace pensar en lo afortunados somos, y comprender lo necesaria que es la solidaridad con los más necesitados. Charlie es un niño que comparte lo poco que tiene, es generoso; le gusta escuchar hablar a los mayores, a sus abuelos, y es cariñoso con ellos, proporcionándoles alegría en su vida.
En esta obra, que ha sido adaptada a la gran pantalla en más de una ocasión, Dahl critica duramente los vicios que la sociedad vierte sobre los niños, como la glotonería, los niños caprichosos, la influencia negativa de la televisión en las mentes infantiles que no saben discriminar… y esta crítica revierte claramente en los padres indulgentes que no han sabido educar a sus hijos en valores sólidos y perdurables, y han fracasado creando esos «monstruos» que también fracasan cuando la sociedad (o en este caso concreto, Willy Wonka, y aún más: el lector) los examina.
Valoraciones
No hay valoraciones aún.